Descubren 12 estatuas del siglo XI en Angkor Thom
Cerca de la puerta norte del Palacio Real de Angkor Thom, la última capital del Imperio Jemer, se han desenterrado doce esculturas de arenisca que representan “guardianes de la puerta”. Las estatuas estaban enterradas bajo escombros pero se han conservado en buen estado, lo cual permitirá conservarlas y estudiarlas bien.
Cada una de las estatuas mide aproximadamente un metro de alto y tiene adornos faciales únicos. Estas esculturas, a menudo representadas como figuras mitológicas, guerreros o dioses, se colocaban en las entradas de palacios o templos para actuar como protectores del espacio sagrado. Los arqueólogos las han fechado en el siglo XI, en pleno apogeo del Imperio Jemer.
Long Kosal, de la Autoridad Nacional Apsara, dijo que los arqueólogos estaban comprobando el estado de la puerta norte, una de las cuatro que dan acceso al Palacio Real, cuando encontraron las estatuas. Estaban sepultadas a profundidades de hasta un metro y medio, pero en buen estado, y serán devueltas a sus ubicaciones originales después de que se limpien y conserven.
¿QUÉ REPRESENTAN ESTAS ESTATUAS?
Las estatuas de los “guardianes de la puerta” se encuentran a menudo en los palacios y templos jemeres. Representaban figuras de la mitología y su propósito era proteger los templos y palacios de cualquier amenaza, real o sobrenatural. Con sus posturas imponentes y sus expresiones severas, estas esculturas invitaban a los fieles a guardar respeto y advertían a los espíritus malignos de que el lugar estaba protegido.
También tenían un significado espiritual y simbólico en la cosmovisión jemer: los templos y palacios no solo eran centros religiosos y administrativos, sino representaciones terrenales del monte Meru, la montaña sagrada que era el hogar de los dioses. Los guardianes actuaban como defensores de este espacio sagrado, recordando a quienes llegaban que estaban entrando en un lugar de poder y espiritualidad, un umbral entre el mundo humano y el divino.
Por ese motivo las estatuas no son genéricas, sino que cada una tiene un aspecto definido ya que representa a una entidad concreta que debía ser reconocible. Algunos de estos guardianes también simbolizaban aspectos específicos de la mitología jemer y de la religión predominante: el Imperio Jemer fue predominantemente hinduista durante gran parte de su historia, incluyendo cuando se construyó Angkor Thom, aunque también incorporó elementos del budismo, y su religión oficial cambió en distintos periodos.
Angkor Thom, sin embargo, fue construida a finales del siglo XII, por lo que las esculturas que se han encontrado fueron probablemente reutilizadas y traídas desde otras partes de la región de Angkor, que albergó las sucesivas capitales del Imperio Jemer. Aunque no tan famosa como Angkor Wat, esta fue la capital más grande del imperio y en ella se manifiesta tanto la majestuosidad de los reyes jemeres como el sincretismo religioso que caracterizaba a su estado, lo cual le ha valido el título de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.