‘Aquí, allí y en todas partes’: cómo los Beatles redefinieron la literatura y cultura universal
Cuando John Lennon, en marzo de 1966, comparó la popularidad y locura colectiva (beatlemanía) que estaban suscitando los Beatles con la figura central de la religión más extendida del mundo cuestionó mucho más que el declive –en ese entonces– de la fe cristiana. Sus palabras exactas fueron “Ahora mismo somos más populares que Jesús”.
Los acontecimientos se desencadenaron a raíz de la controvertida declaración, entre ellos las protestas de fanáticos religiosos que precipitaron la cancelación de shows en directo por parte de los músicos británicos, y culminaron con los cinco disparos que años después asesinaron a Lennon. Pero más allá de eso, la noción existente de la “cultura popular” comenzó a redefinirse.
Un año más tarde, los Beatles publicaron Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, su octavo álbum de estudio, con un complejo contenido conceptual que instantáneamente batió récords de ventas mundiales. El álbum colocó a los cuatro músicos en la cumbre del arte popular, anticipando lo que sería conocido como cultura posmoderna.
Iconos literarios
En el diseño de la portada del álbum, Paul McCartney plasmó el principio de la cultura posmoderna: la unión de significados a partir de la fragmentación de significantes, integrando lo popular con lo canónico. La obra artística conectaba en un collage a las personalidades más icónicas del siglo XX, desde Marilyn Monroe y Fred Astaire hasta Karl Marx, pasando por C.G. Jung y S. Freud. Los cuatro Beatles, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, se retrataron rodeados de iconos (post)modernos y como base fundamental del inconsciente colectivo del momento.
La década de los sesenta reivindicó el potencial incuestionable, artístico y literario de lo considerado popular, precediendo tres décadas a las restricciones impuestas por el canon occidental de Harold Bloom (1994). No obstante, haríamos bien en recordar que la música y la literatura se concibieron, desde la Grecia clásica –si no antes–, juntas, y todo “canon” ha sido extraído de la tradición folclórica.
Así, Homero compuso sus poemas épicos para ser cantados e instrumentalmente acompañados; Shakespeare (re)escribió relatos ficticios reconocidos y aclamados, en el Londres isabelino, en sus obras; y Hitchcock transformó la mundanidad estadounidense en un cine extraordinario –hoy día, considerado “de culto”–. Y todavía nos mostramos reticentes a analizar la canción como poesía…
La pregunta no es tanto cuánta literatura podemos encontrar en los Beatles, sino más bien cuál, ya que, como hemos estudiado, los músicos británicos son, en su esencia, eso mismo: literatura.
La reflexión en los Beatles
Si la literatura viene determinada por su carácter introspectivo, son abundantes las instancias de vulnerabilidad, autoconciencia y reflexividad en los Beatles. Así se puede ver en composiciones de Lennon como “Help!”, “Nowhere Man”, “A Hard Days’ Night”, “Yer Blues”, y de McCartney como “Yesterday”, “Let It Be” o “A Day in the Life”.
En esta línea, el uso del “lenguaje figurado” es también definitorio, en muchas ocasiones, del carácter literario de los textos. “Across the Universe” es probablemente la canción de los Beatles más reconocida por el uso de la retórica. En ella Lennon demuestra su talento lírico, muy inspirado por Bob Dylan, pero también por Allen Ginsberg y otros poetas de la segunda mitad del siglo XX.
Words are flowing out like endless rain into a paper cup
They slither wildly as they slip away across the universe
Pools of sorrow, waves of joy are drifting through my opened mind
Possessing and caressing me
(Las palabras fluyen como una lluvia interminable en un vaso de papel / Se deslizan salvajemente mientras se escabullen por el universo / Pozos de tristeza, olas de alegría van a la deriva a través de mi mente abierta / Poseyéndome y acariciándome.)
No obstante, es quizás “Julia”, también de Lennon, la composición que más se acerca a la concepción tradicional (medieval-renacentista) que tenemos del poema: “Ocean child […] seashell eyes […] her hair of floating sky […] shimmering” (“Niña del océano, ojos de concha marina, su pelo de cielo flotante, reluciente”). La estructura es clara y el amor de la persona poética hacia la amada se evidencia en versos plagados de metáforas y símiles.
Dedicado a la madre que perdió siendo todavía un niño, Julia Lennon fue durante mucho tiempo su verdadera musa. McCartney compartía con Lennon la pérdida maternal, y contaba en entrevistas cómo Mary McCartney protagonizaba sus sueños acompañada de melodías aún por escribir y presentes en muchas canciones de Paul.
Quizás la que narra este hecho más explícitamente sea “Let It Be” a través de aliteraciones (mother mary/words of wisdom): “When I find myself in times of trouble, Mother Mary comes to me, speaking words of wisdom” (“Cuando me encuentro en momentos complicados, Madre María viene a mí, con palabras sabias”). Sus dos madres, la biológica y la cristiana, aparecen como la misma persona, entremezclando aspectos religiosos y privados de su vida, dejando ver cómo lo popular se compone siempre de fragmentos de muy diversa índole cultural.